Todo
empezó con la inocente pregunta de: “¿Quieres ser mi amigo?”.
Aquellos
tiempos en los que entrabamos al colegio con los ojos llenos de
lágrimas, en vez de con sueño. Cuando
éramos niños veíamos a los mayores como algo en lo que nunca nos
convertiríamos, y ahora estamos aquí, intentando resumir lo que hemos
vivido en lo que ha sido nuestra segunda casa.
Empezamos
a ser conscientes de lo que iba a pasar cuando llegamos a Primaria,
donde cambiamos la pintura de dedo por las poesías y las tablas de
multiplicar. Aprendimos que no se basaba todo en jugar, que este también
era el lugar para adquirir conocimientos mientras comenzábamos a
formarnos como personas.
Sin
apenas darnos cuenta subimos las escaleras que tanto nos asustaban. Se
hace difícil hablar de Primero, y es que fue el curso en el que
comprobamos que la vida no era tan fácil como nos habían contado.
Después de dos años de lucha, recibimos la noticia más dura de nuestra
vida. Se fue una persona que hoy está aquí con nosotros, aunque no del
modo que nos gustaría...
Seguro que desde ahí arriba estás orgulloso de
ver dónde hemos llegado.
Ahora
nos miramos, y ¿quién iba a pensar que acabaríamos tan unidos? Aquellos
recreos en los que las dos clases jugábamos por separado, cada uno por
su lado, han pasado para dejar al descubierto que todos podemos
llevarnos bien, y ésto lo hemos comprobado en este curso.
Hoy, tenemos
la emoción de decir sin equivocarnos: somos amigos, no compañeros.
Desde
que somos pequeños nos enseñan a elegir: Nuestro color favorito, los
dibujos que más nos gustan, el peluche con el que queremos dormir...
Conforme
vamos creciendo nos vamos dando cuenta de que nuestra vida se basa en
decisiones. Aprendemos que todo está marcado por lo que elegimos:
nuestro presente y también nuestro futuro. Todos los días tomamos
decisiones, por muy pequeñas que sean.
Pero
entre todos esos días, hay uno que destaca... Y destaca porque la
decisión que tenemos que tomar no está relacionada con la ropa, con el
tiempo libre o con la comida. Esa decisión está relacionada con algo
mucho más importante: nuestro futuro.
Llega
un día en el que tenemos que contestar a las preguntas que más miedo
nos dan. ¿Qué estudiar?, ¿en qué trabajar?, ¿qué sueño perseguir?, ¿por
qué hacerlo?, ¿al lado de quién?...
Son preguntas con respuestas
sencillas pero que todos tenemos miedo de contestar.
El
caso es que en estos últimos días hemos tenido que plantearnos esas
preguntas que a muchos de nosotros nos provocan pánico. Se acaba una
etapa y es hora de empezar una nueva. Es hora de dar un paso adelante,
de construir una planta más en el piso que simboliza nuestra vida.
Lo
que quiero deciros hoy, es que no tengáis miedo. ¡A todos nos asusta
tomar decisiones!
Así
que arriesgáos. Abrid una nueva puerta aun sin saber qué hay detrás. No
es fácil, pero por eso merece tanto la pena. Sólo tenemos una vida y un
momento para elegir qué queremos hacer. Nuestro momento es ahora... Y
no creo que ninguno quiera desaprovecharlo.
Dicen
que quien no arriesga no gana... Y en esta ocasión, el premio es
demasiado tentador como para no jugar. Porque recordad que ganar,
significa hacer un sueño realidad.
Por
último, queríamos dar las gracias a todos y cada uno de los profesores
que nos han acompañado en estos años. Gracias por aguantarnos, por
entendernos, por enseñarnos y por formar parte de nuestra segunda
familia. Sin vosotros todo esto no habría sido posible. Esperamos que
sigáis haciendo tan bien vuestro trabajo y sigáis influyendo tanto en
cada persona.
Gracias, de corazón, y ojalá cuando volváis a vernos
estéis orgullosos de nosotros.
Y algún día miraremos atrás y sonreiremos...
Sabiendo que somos lo que aprendimos a ser aquí.
Sabiendo que somos lo que aprendimos a ser aquí.
A.