
Todo
empezó con la inocente pregunta de: “¿Quieres ser mi amigo?”.
Aquellos
tiempos en los que entrabamos al colegio con los ojos llenos de
lágrimas, en vez de con sueño. Cuando
éramos niños veíamos a los mayores como algo en lo que nunca nos
convertiríamos, y ahora...